Un buen rato ya desde mi última entrada, no había tenido mucho que decir, he seguido con mi rutina, o retomandola tras un tropiezo, ¡ah, la ansiedad! esa loca que vuelve a aparecer como antiguo amante celoso para moverte el suelo y sacudirte la cabeza cuando creíste haberlo superado.
Tras un terrible ataque de pánico y el recordar el aniversario del último quiebre mental que tuve, aquel que me llevó al insomnio, llorar sin encontrar consuelo, a la desesperación, al enfermar del cuerpo para que por fin escuchará lo que mi cabeza gritaba a todo pulmón y yo decidí no escuchar por demasiado tiempo, a buscar un psicologo, volver a los medicamentos antidepresivos y ansiolítucos, he vuelto a salir poco a poco; una vez que haz probado la libertad y ver que puedes desafiar los pensamientos catastróficos y dominar las sensaciones aterrorizantes es difícil volver al encierro.
Un año ya también de que dejé atrás el maltratar mi cuerpo dejando de alimentarlo o deshaciéndome de todo a puerta cerrada en el cuarto de baño, sigilosamente para que nadie escuchara; sí, el sobrepeso era una motivación para ello pero también era una forma de castigarme por no ser "normal", por sentirme cobarde, por "no poder" salir y estar encerrada por miedo al exterior (en el fondo era y sigue siendo miedo a crecer, a hacerme cargo de mi misma, ahora tras mucha reflexión lo sé).
Hoy trato de aceptar que ni tengo y posiblemente jamás tendré esa figura de modelo, y si bien los medicamentos me hacen mas dificil adelgazar, es más el enfrentar el mundo un día a la vez, unos pasos más lejos cada día, lo que me hacen sentir miedo aún y buscar consuelo en la comida, un problema que debo resolver.
Antes inclinarme frente a la taza de baño era mi forma de "sacar los problemas" a veces por ausencia de palabras para explicar mi sentir y otras por falta de un oído que me escuchara sin voltear los ojos, que me entendiera, que creyera que el miedo que siento es real. Bizarra manera la que tenía antes para calmar mi angustia, ahora estoy con unos kilos demás pero trato de no obsesionarme con eso, vivir la vida lo más normalmente posible se ha vuelto mi foco de atención, una cosa a la vez, ya adelgazare en otro momento.
Hace ya unos tres meses que no veo al psicólogo, quisiera pero él no quiere, no hasta que yo pueda desplazarme lejos de casa a verlo, tengo mucho que decir pero me lo trago (tal vez estoy gorda también por acumulación de sentimientos y pensamientos como dije ya no uso el escape de antes); converso conmigo misma porque no creo que ese encuentro suceda pronto, apenas estaba logrando caminar unas 10 calles lejos de casa cuando vino el desplome, el volver a empezar, todo por el miedo, por recordar como me sentí hace un año y el terror a que se repitiera todo.
Por otro lado el médico que me receta me ha regañado, el tenía la meta de verme "curada" en un año y se sintió molesto, decepcionado, piensa que no he avanzado nada, al parecer el salir casi a diario a dar una caminata de promedio 35 minutos cuando antes no podía ni sacar la basura y pasaba a veces un mes o más sin salir a menos que fuera acompañada y casi a rastras a sus ojos no significa nada, igual el ya no llorar diario, el no dormir, el no tener ataques de pánico a diario. Me ha dicho que hable con el psicólogo, que si no lo veo no se me quitará lo loca, literal, esas fueron sus palabras.
El dijo que soy orgullosa, que si no veo al psicólogo es porque no quiero, que creo que sé más que ambos, por más que traté de explicarle que no es así, no quiso escuchar, solo me dejo llorando y con la tarea de averiguar si el psicólogono quiere verme más y que le pregunte (tras mi insistencia en decir que no soy yo la de la idea de no vernos), además de decirle que me explique que espera él, cual es su plan concreto, su pronóstico, que él no puede trabajar sin saber que piebsa él.
Me ha dado un plazo, que en dos meses debo estar bien, haber visto al psicólogo y llevar una vida normal, dijo que por él me puede medicar por siempre pero que el cree que sin terapia no me sirve de mucho, que no es posible que el psicólogo me trate como igual, que aunque yo haya estudiado psicología no somos iguales, en suma, me regaño por como trabaja el psicólogo.
Así que, por un lado uno siento que uno me ignora y la verdad no lo busco porque no deseo molestarlo ni decepcionarlo por no cumplir con lo que acordamos de ir a verlo sola lejos de casa y el otro me regaña por no cumplir la meta que se propuso alcanzáramos, al parecer no puedo llenar las expectativas de ninguno.
Me siento como en déjà vu, como cuando el primer psicólogo que vi, cuando tenía 19 años, en la sesión de cierre no llegó y me dejó la cabeza cual caja de Pandora, con pensamientos al aire y sentimuentos a flor de piel sin contensión, o la vez que el psiquiatra que vi en mi primer quiebre a los 20, el cual empezó a llegar tarde, luego cerró su consultorio y me dijo que su quería seguir viéndolo aunque fuera en su otro consultorio que me quedaba lejos o que me canalizaba y yo quise seguir con él, luego me repetía cada que podía que me comportaba como su hija de 4 años, el que me mando con un colega para tratar mi bulimia y también me regaño porque mis partes no querían ir conmigo a las consultas como si yo tuviera poder sobre la mente y decisiones de otros y tras 7 años me sale con que "ya no puedo hacer mas por ti busca un psicólogo"; no dejo de pensar en qué será lo que estoy haciendo mal para que se quieran deshacer de mi siempre.
Uno tras otro, especialistas que me dicen lo mal que estoy y luego se van, me lanzan señales o palabras que expresan un "no se que hacer contigo"; otro psicólogo me dijo "eres borderline" otro que le daba miedo hablar conmigo, en fin, es difícil confiar en alguien y esta ultima vez que he decidido volver a tener fe y buscar ayuda me veo aquí lidiando con mi vida sin guía constante, con lo que aprendí tras las pocas sesiones de terapia y con medicamentos hasta donde pueda, a pesar de que mi familia a veces me sabotea, como el otro día que quise intentar ir yo sola por mi medicamento y mi madre no me dejo y literal, ríendose de mi dijo "a dónde vas, ni ibas a llegar", solo porque el día anterior tuve un ataque de llanto porque tenía miedo de salir a recoger a mi sobrino al kinder, o mi hermano que me dijo acompañame a pasear al perro y al regresar a cassa le dije, voy a caminar otro rato quedate y no escucho y me siguio; no entienden que hay días buenos y otros malos, que a veces me siento más fuerte para tratar ir un poco más allá y otros no tengo energía.
Por lo menos trato de no darme por vencida, sigo intentando aunque a veces me sienta frustrada y vivo un día a la vez, que otra cosa puedo hacer, es mejor disfrutar la poca libertad ganada y atesorar los días buenos para tener algo a lo cual aferrarme cuando vienen las recaídas, creo que aunque otros no lo vean, si he cambiado, me siento un poco más fuerte y me logro sobreponer más rápido cuando doy un paso atrás y trato de no dejar que los demás me desalienten pirque, al final, sólo yo sé como me siento.
Me siento como en déjà vu, como cuando el primer psicólogo que vi, cuando tenía 19 años, en la sesión de cierre no llegó y me dejó la cabeza cual caja de Pandora, con pensamientos al aire y sentimuentos a flor de piel sin contensión, o la vez que el psiquiatra que vi en mi primer quiebre a los 20, el cual empezó a llegar tarde, luego cerró su consultorio y me dijo que su quería seguir viéndolo aunque fuera en su otro consultorio que me quedaba lejos o que me canalizaba y yo quise seguir con él, luego me repetía cada que podía que me comportaba como su hija de 4 años, el que me mando con un colega para tratar mi bulimia y también me regaño porque mis partes no querían ir conmigo a las consultas como si yo tuviera poder sobre la mente y decisiones de otros y tras 7 años me sale con que "ya no puedo hacer mas por ti busca un psicólogo"; no dejo de pensar en qué será lo que estoy haciendo mal para que se quieran deshacer de mi siempre.
Uno tras otro, especialistas que me dicen lo mal que estoy y luego se van, me lanzan señales o palabras que expresan un "no se que hacer contigo"; otro psicólogo me dijo "eres borderline" otro que le daba miedo hablar conmigo, en fin, es difícil confiar en alguien y esta ultima vez que he decidido volver a tener fe y buscar ayuda me veo aquí lidiando con mi vida sin guía constante, con lo que aprendí tras las pocas sesiones de terapia y con medicamentos hasta donde pueda, a pesar de que mi familia a veces me sabotea, como el otro día que quise intentar ir yo sola por mi medicamento y mi madre no me dejo y literal, ríendose de mi dijo "a dónde vas, ni ibas a llegar", solo porque el día anterior tuve un ataque de llanto porque tenía miedo de salir a recoger a mi sobrino al kinder, o mi hermano que me dijo acompañame a pasear al perro y al regresar a cassa le dije, voy a caminar otro rato quedate y no escucho y me siguio; no entienden que hay días buenos y otros malos, que a veces me siento más fuerte para tratar ir un poco más allá y otros no tengo energía.
Por lo menos trato de no darme por vencida, sigo intentando aunque a veces me sienta frustrada y vivo un día a la vez, que otra cosa puedo hacer, es mejor disfrutar la poca libertad ganada y atesorar los días buenos para tener algo a lo cual aferrarme cuando vienen las recaídas, creo que aunque otros no lo vean, si he cambiado, me siento un poco más fuerte y me logro sobreponer más rápido cuando doy un paso atrás y trato de no dejar que los demás me desalienten pirque, al final, sólo yo sé como me siento.
~dL