jueves, 5 de noviembre de 2015

Muerte

Me siento triste, sola, sin nadie con quien hablar, bueno ni mi psicólogo quiere hablarme, mi mamá me odia, mi familia cada quien está en su mundo, nadie me necesita.

No tengo futuro, a mi edad que puedo hacer, no tendré hijos, pareja, trabajo, nada, la ansiedad me robó el tiempo y ahora a los 36 es tarde para todo, lo mejor seria morirme, lo iba a hacer después de las fiestas navideñas pero no tiene caso, si a mi familia no le importó porque a mi me habría de importar arruinar su felicidad de fin de año. Que se vayan al demonio.

Nada me importa. A nadie le interesa, nadie me lee, nadie me escribe, nadie me ve, soy un fantasma, una sombra.

~dL

martes, 3 de noviembre de 2015

La vida pasa.

Siguen los días, las semanas, los meses y casi nada cambia. Otros hacen su vida, gente se va de casa, tiene pareja, hace planes y yo sólo los miro tristemente, ya no tengo esperanzas.

Estoy cansada, no puedo más, trato y trato, no logro salir, solo unos metros, unas calles, el miedo no se va, siempre espera para saltarme encima cuando menos espero y me arruina.

Ya no quiero vivir así, no quiero morir pero a veces no le veo el caso a seguir aquí, sólo unas pocas personas creen que puedo ser normal, las demás no, y la verdad yo tampoco lo creo, no creo ser ni tan fuerte, inteligente, especial o buena como para ser alguien, algo y no tener miedo.

Muerta, estoy muerta en vida...

~dL

domingo, 20 de septiembre de 2015

Así van las cosas.

Un buen rato ya desde mi última entrada, no había tenido mucho que decir, he seguido con mi rutina, o retomandola tras un tropiezo, ¡ah, la ansiedad! esa loca que vuelve a aparecer como antiguo amante celoso para moverte el suelo y sacudirte la cabeza cuando creíste haberlo superado.

Tras un terrible ataque de pánico y el recordar el aniversario del último quiebre mental que tuve, aquel que me llevó al insomnio, llorar sin encontrar consuelo, a la desesperación, al enfermar del cuerpo para que por fin escuchará lo que mi cabeza gritaba a todo pulmón y yo decidí no escuchar por demasiado tiempo, a buscar un psicologo, volver a los medicamentos antidepresivos y ansiolítucos, he vuelto a salir poco a poco; una vez que haz probado la libertad y ver que puedes desafiar los pensamientos catastróficos y dominar las sensaciones aterrorizantes es difícil volver al encierro.

Un año ya también de que dejé atrás el maltratar mi cuerpo dejando de alimentarlo o deshaciéndome de todo a puerta cerrada en el cuarto de baño, sigilosamente para que nadie escuchara; sí, el sobrepeso era una motivación para ello pero también era una forma de castigarme por no ser "normal", por sentirme cobarde, por "no poder" salir y estar encerrada por miedo al exterior (en el fondo era y sigue siendo miedo a crecer, a hacerme cargo de mi misma, ahora tras mucha reflexión lo sé). 

Hoy trato de aceptar que ni tengo y posiblemente jamás tendré esa figura de modelo, y si bien los medicamentos me hacen mas dificil adelgazar, es más el enfrentar el mundo un día a la vez, unos pasos más lejos cada día, lo que me hacen sentir miedo aún y buscar consuelo en la comida, un problema que debo resolver.

Antes inclinarme frente a la taza de baño era mi forma de "sacar los problemas" a veces por ausencia de palabras para explicar mi sentir y otras por falta de un oído que me escuchara sin voltear los ojos, que me entendiera, que creyera que el miedo que siento es real. Bizarra manera la que tenía antes para calmar mi angustia, ahora estoy con unos kilos demás pero trato de no obsesionarme con eso, vivir la vida lo más normalmente posible se ha vuelto mi foco de atención, una cosa a la vez, ya adelgazare en otro momento.

Hace ya unos tres meses que no veo al psicólogo, quisiera pero él no quiere, no hasta que yo pueda desplazarme lejos de casa a verlo, tengo mucho que decir pero me lo trago (tal vez estoy gorda también por acumulación de sentimientos y pensamientos como dije ya no uso el escape de antes); converso conmigo misma porque no creo que ese encuentro suceda pronto, apenas estaba logrando caminar unas 10 calles lejos de casa cuando vino el desplome, el volver a empezar, todo por el miedo, por recordar como me sentí hace un año y el terror a que se repitiera todo.

Por otro lado el médico que me receta me ha regañado, el tenía la meta de verme "curada" en un año y se sintió molesto, decepcionado, piensa que no he avanzado nada, al parecer el salir casi a diario a dar una caminata de promedio 35 minutos cuando antes no podía ni sacar la basura y pasaba a veces un mes o más sin salir a menos que fuera acompañada y casi a rastras a sus ojos no significa nada, igual el ya no llorar diario, el no dormir, el no tener ataques de pánico a diario. Me ha dicho que hable con el psicólogo, que si no lo veo no se me quitará lo loca, literal, esas fueron sus palabras.

El dijo que soy orgullosa, que si no veo al psicólogo es porque no quiero, que creo que sé más que ambos, por más que traté de explicarle que no es así, no quiso escuchar, solo me dejo llorando y con la tarea de averiguar si el psicólogono quiere verme más y que le pregunte (tras mi insistencia en decir que no soy yo la de la idea de no vernos), además de decirle que me explique que espera él, cual es su plan concreto, su pronóstico, que él no puede trabajar sin saber que piebsa él.

Me ha dado un plazo, que en dos meses debo estar bien, haber visto al psicólogo y llevar una vida normal, dijo que por él me puede medicar por siempre pero que el cree que sin terapia no me sirve de mucho, que no es posible que el psicólogo me trate como igual, que aunque yo haya estudiado psicología no somos iguales, en suma, me regaño por como trabaja el psicólogo.

Así que, por un lado uno siento que uno me ignora y la verdad no lo busco porque no deseo molestarlo ni decepcionarlo por no cumplir con lo que acordamos de ir a verlo sola lejos de casa y el otro me regaña por no cumplir la meta que se propuso alcanzáramos, al parecer no puedo llenar las expectativas de ninguno.

Me siento como en déjà vu, como cuando el primer psicólogo que vi, cuando tenía 19 años, en la sesión de cierre no llegó y me dejó la cabeza cual caja de Pandora, con pensamientos al aire y sentimuentos a flor de piel sin contensión, o la vez que el psiquiatra que vi en mi primer quiebre a los 20, el cual empezó a llegar tarde, luego cerró su consultorio y me dijo que su quería seguir viéndolo aunque fuera en su otro consultorio que me quedaba lejos o que me canalizaba y yo quise seguir con él, luego me repetía cada que podía que me comportaba como su hija de 4 años, el que me mando con un colega para tratar mi bulimia y también me regaño porque mis partes no querían ir conmigo a las consultas como si yo tuviera poder sobre la mente y decisiones de otros y tras 7 años me sale con que "ya no puedo hacer mas por ti busca un psicólogo"; no dejo de pensar en qué será lo que estoy haciendo mal para que se quieran deshacer de mi siempre.

 Uno tras otro, especialistas que me dicen lo mal que estoy y luego se van, me lanzan señales o palabras que expresan un "no se que hacer contigo"; otro psicólogo me dijo "eres borderline" otro que le daba miedo hablar conmigo, en fin, es difícil confiar en alguien y esta ultima vez que he decidido volver a tener fe y buscar ayuda me veo aquí lidiando con mi vida sin guía constante, con lo que aprendí tras las pocas sesiones de terapia y con medicamentos hasta donde pueda, a pesar de que mi familia a veces me sabotea, como el otro día que quise intentar ir yo sola por mi medicamento y mi madre no me dejo y literal, ríendose de mi dijo "a dónde vas, ni ibas a llegar", solo porque el día anterior tuve un ataque de llanto porque tenía miedo de salir a recoger a mi sobrino al kinder, o mi hermano que me dijo acompañame a pasear al perro y al regresar a cassa le dije, voy a caminar otro rato quedate y no escucho y me siguio; no entienden que hay días buenos y otros malos, que a veces me siento más fuerte para tratar ir un poco más allá y otros no tengo energía.

Por lo menos trato de no darme por vencida, sigo intentando aunque a veces me sienta frustrada y vivo un día a la vez, que otra cosa puedo hacer, es mejor disfrutar la poca libertad ganada y atesorar los días buenos para tener algo a lo cual aferrarme cuando vienen las recaídas, creo que aunque otros no lo vean, si he cambiado, me siento un poco más fuerte y me logro sobreponer más rápido cuando doy un paso atrás y trato de no dejar que los demás me desalienten pirque, al final, sólo yo sé como me siento.

~dL

jueves, 20 de agosto de 2015

Sentirse un Qué en un mundo de Quiénes.

¿Y si en lugar de como siempre he pensado, no soy poca cosa y en realidad soy mucho y por eso no cualquiera me habla, por eso tengo pocos amigos y soy al parecer la eterna soltera?. Sí, suena engreído pero algunas personas me han dicho que soy muy compleja, muy intensa en mis afectos y que eso asusta a la gente, lo cual de pronto me hizo pensar en la expresión en inglés "I'm too much to handle".

Yo no creo ser tan impredecible o difícil de tratar pero lo cierto es que también en algún momento algunos me han dicho que siempre estoy en mi mundo y que alejo a las personas porque no me gustan las cosas que la gente hace comúnmente como obvio salir y lo que implica.

Suena extraño pero pienso mucho en cambiar, ser diferente, no porque no me guste como soy, como me veo, a mi me gusta, lo que me causa conflicto es que a los demás no les gusta como soy y puesto que no se puede vivir solo y siempre tenemos esa necesidad de pertenecer a algo, ser parte de una tribu por así decirlo, siento que debo cambiar, encajar en algo para no sentirme sola.

La mayoría de las personas aunque tienen varios intereses se inclinan más por uno veo a mis contactos y amigos de facebook y todos parece que se identifican con un grupo, ya sea por un hobbie, por un interes que les apasiona, un deporte que practican, por la profesión que ejercen, por un rol social.

Los hay rockeros, otakus, metaleros, darks, luchadores sociales, fresas, fiesteros, freaks, intelectuales, deportistas, licenciados, mamás artistas, defensores de animales, etc, etc. Yo no podría decir que encajo en algo, es como no ser ni de aquí ni de allá. Me siento como el Grinch, un Qué en un mundo de Quiénes, o Frankenstein hecha de muchas partes desiguales, que a pesar de no ser uniformes, no tener nada que ver una con la otra más que superficialmente, juntas crean lo que soy.

Me pregunto si allá afuera habrá alguien que se sienta igual que yo. Alguien que le gusten muchas cosas pero no se case con ninguna. Tal vez debería enfocarme en sólo una ¿pero cuál?, o ¿acaso se puede tener más de una pasión en la vida?.

~dL

miércoles, 19 de agosto de 2015

Miedo a ser libre

Quisiera más libertad pero no puedo con ella, cada vez que trato mi mente piensa en lo que puede salir mal o recuerdo cuando me sentí mal y me paralizo, si tan sólo supiera porqué tal vez llegaría más lejos. 

Extraño tanto cuando lograba encerrarme en mi burbuja y salir sin sentir nada, cuando podía estar rodeada de gente e ignorarlos. Perdí mi capacidad de evasión. Quisiera ser normal, sociable, segura, pero no sé cómo.

La rutina me aburre pero no sé si pueda dar más, ya me atasque, se me acabaron las ideas para hacer de la experiencia algo positivo, aquello que se supone debe ser agradable se ha convertido en algo obsesivo, un deber auto impuesto, temo que si me doy un sólo día de descanso volveré a el encierro, que me dará de nuevo miedo sólo dar unos pasos lejos de la puerta de mi casa.

Si salgo y me exigo ir más allá de mi zona de comfort el pånico vuelve, y tengo que regresar al inicio lo cual hace que me deprima al grado de tener pensamientos suicidas, me siento fracasada, una decepción, estúpida y si no salgo aunque sea media cuadra diario me siento culpable, enojada conmigo misma y aunque sea de mala gana lo hago porque no hacerlo me estresa. 

Podría intentar hacer algo que implique mayor reto como subir a un camión, o salir con alguien pero me aterra, no puedo ni visualizarlo sin sentir angustia, es frustrante. Estoy hecha un lío y nossé como desenmarañar todo el enredo que traigo en la cabeza. Si tan sólo tuviera alguien con quién hablar, pero no, estoy sola otra vez.

Odio ser yo.

~dL

domingo, 9 de agosto de 2015

Luna, escucha, consuelo y testigo.

Tratando de pintar mis sueños de un color diferente
Haciéndolos perdurables y no fugaces 
Tratando de tocar el cielo estrellado
Subiendo peldaños que parecen gigantes.

Tratando de no caer aunque parece inevitable
Luchando contra la duda, escepticismo, memorias
Tratando de no tener miedo a lo impredecible
Buscando cambiar mi hasta ahora gris fortuna.

Tratando el pensar distinto aunque me sienta perdida
Dejando la tristeza atrás que es mi vieja conocida
Tratando de sonreír aún cuando no lo quiera
Aunque caiga, quiera llorar y tirar todo al viento.

Tratando de seguir acallando mis demonios
Caminando a oscuras, por sendas desconocidas
Tratando de ser feliz y ser lo que era
Aunque me sienta sin guía, sola.

Tratando una y otra vez aunque sienta desfallecer
Que más me queda, tener esperanza y fe
Tratando de no perderme en el camino
La luna, mi único escucha, consuelo y testigo.

~dL


Caminar y Meditar.

Meditar mientras camino me gusta, me aclara la mente, hoy me di cuenta de muchas cosas; ayer me sentía muy molesta y frustra porque no cumplí mi objetivo pero en lugar de quedarme con eso y verlo como emociones negativas y dejarme caer como habría hecho la antigua yo, esa energía la convertí en algo positivo, en fuerza, tesón, me dije: "segundo intento, hoy no tiene porqué ser como ayer, nadie, sólo yo sé hasta dónde puedo llegar y sé que puedo aunque me lleva más de un intento", y, aunque estuve apunto de dar la vuelta, seguí por que estaba más cerca del objetivo que del punto de inicio y así llegué, no mentiré, si sentí miedo pero al mismo tiempo satisfacción porque no dejé que ese monstruito llamado pánico apareciera. 

Entré a la parroquia, tomé mis fotos, algo que empecé a hacer y ameba resultado como una buena distracción para evitar centrar mi atención en las sensaciones de ansiedad (lástima de la poca iluminación, se ven muy obscuras) y aún con el corazón un poco acelerado me senté cerré los ojos y me concentre en la música que sonaba, bella música, no soy católica pero se apreciar su arte sacro. 

Ya tranquila seguí mi camino y para mi sorpresa me encontré otro colibrí (hace unas semanas me topé con otro y según una leyenda Maya ellos llevan mensajes a los Dioses), justo frente de mi, intenté tomarle fotos pero el esquivo pajarillo volaba muy rápido así que no lo capté tan claro como me hubiera gustado, ¿me pregunto quién me mandará buenos pensamientos con éste pequeño mensajero de los Dioses Mayas?, hacerme esa pregunta y observar el pajarito por largo rato me hizo sonreír de oreja a oreja. 

Seguí mi camino y me topé con una señora mayor, le calculo unos 80, estaba hablándole a su gato ( sí, tal parece que los atraigo, diario me encuentro uno) y al verme me regaló una bella sonrisa y me dijo, que hermosa te ves con esas trenzas, muy hermosa, yo le agradecí, no sé porqué pero la expresión de sus rostro, el brillo en sus ojos, su aún coqueta forma de vestir, con collares de cuentas, maquillada, cabello recogido en una trenza me hizo pensar que tal vez le recordé a ella misma en otro tiempo y me dije a mi misma: "No hay mejor alago que el que te hace un anciano, más si no lo conoces, porque puedes estar seguro que no tiene detrás segundas intencione"; en este punto me sentía un estado de completa alegría y despreocupación.

 Siguo la marcha, veo a la lejos una figura y pienso: " que real se ve", tomo una foto, me voy acercando y me río, resulta ser que si era real, un pequeño perro sentado firme como estatua en la cornisa de una casa, le saludo, tomo otra foto y me voy. Ya es de noche, tras tanto andar ( quién diría, estuve como hora y media vagando, al parecer ya agarré condición física) llego a casa, me sirvo un café y pienso, que buen día, podría escribir más sobre todo lo que pasó por mi cabeza, cada foto es un pensamiento, pero terminaría escribiendo un libro.

~dL