¿Dónde está mi alma gemela, bizarra, imperfecta?
Acaso habrá alguien en el basto mundo que entienda, que sienta, que piense como yo, que deje caer sobre mi lo que su ser no desea callar y que sin reproche, sin juicio soporte lo que yo tengo que decir y expresar más allá de las palabras.
Alguien, quien sea, que mire con el corazón y no con los ojos de la razón lo que mi alma grita a pecho abierto sin encontrar más respuesta que el eco distorcionado de mi voz que me devuelve las mismas interrogantes con un dejo de ironía.
Tantas dudas, tantas preguntas, todas sin más respuestas que las que provienen de mi yo interno, cabeza nebulosa que no hace más que retorcer cada pensamiento como enredadera haciendolos confusos, atemorizantes, desesperanzadores.
¡Dónde estás alma gemela! y más importante cómo salgo a tu encuentro cuando aparezcas; prisión mental, porqué no pudo simplemenete abrir la puerta y escapar.
Tendrás tu respuestas más claras que las mias o estarás ahí, sentado en la soledad pensando al igual que yo en lo difícil que es descifrar la vida, enmarañado, obnubilado, preguntandote si estás destinado a pasar tu existencia dudando, temiendo ser el único que siente así.
No será que me complico demasiado, que espero demasiado de la gente, que busco una alma gemela cuando no existe, que todos nacemos y moriremos para ser por momentos incomprendidos, incompletos.
Algo me dice que no, que no es posible que no exista mi alma acompañante, si yo puedo ver más allá de las máscaras, si puedo leer entre líneas lo que otros dicen, entender, fundirme en los pensamientos del otro y dar un paso atrás hasta mi volver a mi, porqué no habría de haber ese alguien que haga lo mismo en reciprocidad conmigo.
¡Oh alma hermana, porqué tardas tanto en mostrarte ante mis ojos! ¿Acaso no soy digna de encontrate?
Demasiadas representaciones mentales, deseos agolpados, repimidos, ignorados a la espera de ser escuchados.
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